Las escrituras en Filipenses 1:15 muestran a el Apostol Pablo diciendo: "Algunos predican a Cristo por envidia y rivalidad; pero otros lo hacen de buena voluntad". El centro de este versículo no es la forma de la predicación sino las motivaciones de la misma, por increíble que parezca este tipo de predicación nos suele afectar sin darnos cuenta.
Predicar a Cristo sin la motivación correcta puede venir de una falta de arrepentimiento genuino por falta de una predicación genuina, un circulo totalmente vicioso. Muchos de nosotros carecemos de un cuadro claro sobre el evangelio y esto nos inclina no a imitar a Cristo sino al líder de turno que a su vez esta imitando a otro líder que fue instruido de la misma manera.
El evangelista Juan predico arrepentimiento de pecados porque ese era el mensaje divino, Cristo predico arrepentimiento porque ese era el mensaje de su Padre y nosotros debemos predicar lo mismo porque este es el mandato de Cristo para los que le sirven. Cuando obedecemos a este tan importante punto entonces daremos al oyente y a los que se convierten de sus caminos la centralidad que Cristo debe tener en el corazón. Algunos de nosotros solo adoptamos a Cristo a la formula de nuestra vida cuando el requiere la exclusividad en ella, colocamos Rey de Reyes como un agente por medio del cual alcanzar nuestros objetivos de gloria.
Predicar a Cristo sin que el sea el centro siempre producirá que nuestro corazón pecaminoso utilice como motivador lo que están haciendo otros ministros o lideres (envidia) o simplemente por orgullo utilizando el conocimiento bíblico para rivalidad incoherente.
La única forma de predicar a Cristo fielmente, respetando todo el mensaje de la escritura es cuando amamos a Cristo, siendo El el centro de nuestro corazón. Esto producirá que nuestro corazón que ahora adora a Cristo y se satisface en El, busque glorificar su nombre por amor. La buena voluntad al momento de predicar el evangelio proviene de un corazón que adora a Cristo como el todo también en su predicación.
Creo que debemos pedir a Dios que nos de amor por El por medio de su palabra.
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