La Iglesia desde su nacimiento (algunos dicen que fue cuando nuestro Señor resucitó y otros dicen que en pentecostes) recibió el don de lenguas como un regalo, es decir, Dios lo dió de manera gratuita y no solo como evidencia del Espíritu Santo sino mas como instrumento de edificación de la iglesia. Mi concepto sobre las lenguas era que debíamos anhelarlas porque existía la promesa en el libro de Joel y que todo creyente debía tener la experiencia de hablarlas, pero esta forma de pensamiento en mi fue quizás debido a que enfatizamos mas la promesa que la aplicación y el uso; el espiritu humano caído de una mente no transformada que nos guía a darle importancia a lo primero que vemos y no al cuadro completo que tiene como fin bendecir a los demás, este es el propósito de Dios en todo lo que hace y da. Pero cuando leí detenidamente 1 Corintios 14 entendí que mas que tenerlas por la promesa, necesitamos las lenguas para la edificación de los hermanos y para que Dios revele su glori...
Meditando en la palabra de Dios