La Iglesia desde su nacimiento (algunos dicen que fue cuando nuestro Señor resucitó y otros dicen que en pentecostes) recibió el don de lenguas como un regalo, es decir, Dios lo dió de manera gratuita y no solo como evidencia del Espíritu Santo sino mas como instrumento de edificación de la iglesia.
Mi concepto sobre las lenguas era que debíamos anhelarlas porque existía la promesa en el libro de Joel y que todo creyente debía tener la experiencia de hablarlas, pero esta forma de pensamiento en mi fue quizás debido a que enfatizamos mas la promesa que la aplicación y el uso; el espiritu humano caído de una mente no transformada que nos guía a darle importancia a lo primero que vemos y no al cuadro completo que tiene como fin bendecir a los demás, este es el propósito de Dios en todo lo que hace y da.
Pero cuando leí detenidamente 1 Corintios 14 entendí que mas que tenerlas por la promesa, necesitamos las lenguas para la edificación de los hermanos y para que Dios revele su gloria a los incrédulos y no para mi o nuestro uso exclusivo.
El apóstol Pablo nos aclara que las lenguas no son para que la usemos de manera inmadura (como niño) sino mas bien para que al tenerlas por la promesa ahnelemos el poder interpretarlas (v 13) pidiendole en oración a Dios para la edificación de los oyentes (esto es madurez). Es por esta razon que Pablo enfatiza la necesidad de profetizar por encima de hablar las lenguas (1 Corintios 14: 1-3), no porque debemos descuidar las lenguas (versiculo 5) sino de que debemos ahnelar edificar la iglesia por encima de solo ministrar de manera solicitaria nuestro espíritu, que muchas veces no entiende lo que hablan las lenguas. (1 Corintios 14:13).
La madurez en el uso de los dones es una muestra de amor a la iglesia porque ha entendido que no vive para si sino para la edificación de otros, cuando solo hablamos leguas sin interpretación de alguien en la iglesia los creyentes mostramos nuestro escaso conocimiento de las escrituras y una posición de egoísmo el cual nunca ha sido el deseo de nuestro Dios.
La madurez también es necesaria por razones de lógica bíblica y por la gloria debida a Dios en la manifestación de los dones. Los versículos 23 al 25 dicen que si un indocto o incrédulo entra a la iglesia y nos escucha hablando lenguas sin interpretación (como niños inmaduros que no saben usar su don) ellos dirán que estamos locos; esto no es una señal de STOP para la iglesia sino para que la iglesia comprenda que su trabajo es edificar por amor a otros para conocer a Dios y no para sentirse bien o afirmados con el don. Pero si por la madurez buscamos los dones espirituales para que Dios levante entre nosotros a alguien que interprete las lenguas entonces se revelará lo oculto del corazón incrédulo y se postrará sobre su rostro para adorar a Dios porque ha entendido que El esta entre nosotros (v25).
Algo importante al finalizar es que cuando no nos interesamos en obedecer el mandamiento de usar los dones de manera madura estamos manifestando indirectamente que queremos que Dios nos trate como incredulos ya que las lenguas sin interpretación fueron diseñadas para que los incredulos aun escuchando no crean (v21y 22a), pero si ahnelamos que Dios levante a interpretes de lenguas entre nosotros entonces mostramos que somos creyentes porque ahnelamos ser edificados por Dios.
Dios te bendiga conforme prospera tu alma.
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